- AMIGOS
Tres
años después de mi nacimiento, en 1996, comenzó una extraña
conducta en mí.
Cada vez que me dejaban solo en mi cuarto, solía sentarme frente a un pequeño espacio de 30 centímetros de largo por 60 de ancho en un mueble, donde normalmente se guardaban zapatos o cosas así. Se supone que al estar ahí, mis amigos me hablaban y jugaban conmigo, y que cuando me llevaban a otro lugar, yo pedía volver o de lo contrario comenzaba a llorar y a golpear mi cabeza contra la pared, a tal grado que la mejor opción fue deshacerse de ese mueble.
Cada vez que me dejaban solo en mi cuarto, solía sentarme frente a un pequeño espacio de 30 centímetros de largo por 60 de ancho en un mueble, donde normalmente se guardaban zapatos o cosas así. Se supone que al estar ahí, mis amigos me hablaban y jugaban conmigo, y que cuando me llevaban a otro lugar, yo pedía volver o de lo contrario comenzaba a llorar y a golpear mi cabeza contra la pared, a tal grado que la mejor opción fue deshacerse de ese mueble.
Hoy
cumplo 16 años y en el mismo lugar donde solía estar el mueble, sin
motivo alguno mi perra comenzó a ladrarle a la pared, luego corrió
hacia donde y estaba y se subió a mi regazo, llorando. Al revisar el
lugar encuentro unas cuantas migajas de pan. Estaba completamente
solo, ya que mi familia fue a comprar una tarta. Al regresar mis
padres les hablé acerca de lo que pasó, siendo mi padre el que
empezó a reír bastante nervioso, y mi madre a punto de llorar.
Resulta
que cuando veía a mis amigos, ellos me pedían pan, y si no se los
daba, me asustarían en la noche. Eso es lo que yo le decía a mi
mamá, e inclusive está escrito en su diario.
Dejé un pedazo de tarta en ese lugar sin que mis padres lo notaran, escondido en donde actualmente se encuentra mi computadora. Escribo esto desde mi teléfono celular, ya que no me atrevo a levantarme de la cama. Un viejo juguete cayó justo donde dejé el pan. Es un troll de madera y estoy casi seguro de que cayó de pie.
Dejé un pedazo de tarta en ese lugar sin que mis padres lo notaran, escondido en donde actualmente se encuentra mi computadora. Escribo esto desde mi teléfono celular, ya que no me atrevo a levantarme de la cama. Un viejo juguete cayó justo donde dejé el pan. Es un troll de madera y estoy casi seguro de que cayó de pie.
Ahí
esta, sonriente, con sus ojos verdes, mirándome. No puedo gritar y
con esfuerzos puedo escribir. Mi cabeza me duele y estoy a punto de
llorar.
Tengo
miedo...
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