jueves, 17 de septiembre de 2015

Empezamos el nuevo curso 2015/16

Empezamos un nuevo curso y además de dar la bienvenida a todos/as, los nuevos/as y los/las que no lo son, no puedo dejar de acordarme de todos esos niños y adolescentes cuyos rostros vemos estos días en televisión y sufren las consecuencias de situaciones imposibles provocadas por intereses de algunos adultos. Seguro que estos jóvenes estarían dispuestos a empezar también el curso - aunque a nuestro alumnado le cueste creerlo - en sus casas, rodeados de sus cosas y sus familiares y amigos, con sus rutinas escolares y domésticas  que algunos se han encargado de romper.
Para todos, va dedicada esta canción que escuché el otro día y que me puso a pensar:

viernes, 13 de febrero de 2015

Más vale tarde que nunca

Este curso 2014/15 hemos tenido olvidado nuestro blog de la Biblioteca. Son muchas las tareas que realizar,mucha tecnología por todas partes y habíamos dejado atrás esta ventana al mundo que también nos sirve para comunicarnos con los demás. Con todo corazón, ahora que se acerca S. Valentín, nos disponemos a ponernos al día.

miércoles, 22 de enero de 2014

Presentación del Programa

       Desde la Biblioteca ,los alumnos de Alternativa de 3º ESO van a participar en el Programa ComunicAcción en el que vamos a realizar un Corto ficción/realidad en el que los alumnos presentan datos sobre el paro en su localidad y las diferentes situaciones que se pueden plantear según el tipo de población a la que éste le afecte.

lunes, 20 de enero de 2014

Curso 2013/14

       Por fin, pasados unos meses desde el principio de curso podemos poner de nuevo en marcha el blog de la Biblioteca.
     Este curso, componemos el equipo la profe de Inglés, Mª Jesús y yo misma, Carmen Montaño. Ya sabéis que todas las actividades que hemos realizado desde la Biblioteca están en nuestro Facebook, este espacio lo dedicaremos a recomendaciones literarias, enlaces de interés y todos los documentos que vamos a realizar en el Programa ComunicAcción al que nos hemos apuntado con los alumnos de 3º ESO ,en Alternativa.
Esperamos que os guste.

lunes, 24 de junio de 2013

Diario de Ana Frank.

Publicado por Beatriz Mialdea Salmerón:

En este comentario quiero hablar sobre el diario de Ana Frank.
El libro trata de cómo la protagonista, que es una niña de nuestra edad, pasa 2 años en un escondite por culpa de la guerra nazi.
La historia me ha impactado, puesto que cuenta con mucho detalle lo que una niña sufre durante la guerra, y me hace pensar cómo hubiera reaccionado en su situación. Como está basado en hechos reales, he podido apreciar la forma de expresarse y el vocabulario de aquella época, pues nosotros no somos capaces de hacerlo.
Se lo recomendaría a algunos de mis compañeros interesados en la lectura, porque pienso que les gustará tanto como a mí.
Publicado por María Nadeem Sadiqa:


En una ciudad no muy lejana estudian en un instituto dos chicos y una chica, en diferentes clases. Son amigos.
En segundo de ESO están Alejandro y Lucía, tienen 14 y 13 años respectivamente. Alejandro ha repetido primero de ESO porque no estudiaba ni trabajaba nada pero ya va bien encaminado, mide 1,60 y es muy delgado. Sus padres son de una familia rica y él lo ha tenido todo siempre. Lucía es una chica lista, siempre saca buenas notas, aunque a veces no son tan buenas, sobre todo en matemáticas, que le resulta bastante difícil. Es morena y de pelo largo, es algo baja y rellenita.
Y por último está Nicolás, un muchacho que estudia en tercero, y tiene 15 años. Es tímido, pero cuando llega a tener amigos tan buenos como Alejandro y Lucía, no se corta ni un pelo. Es muy estudioso. Es de mediana estatura, de pelo castaño y tez morena.


Pero los tres tienen un gran problema: sufren bulling (acoso escolar) todos los días y no saben cómo resolver este gran obstáculo. Desde que los otros compañeros de sus clases les amenazan a todas horas, tienen miedo, no comen ni duermen bien y no tienen ganas ni de ir al colegio o salir a la calle, por la noche casi siempre, rompen a llorar, en silencio, para que sus padres no les puedan oír. En los recreos y en los cambios de hora siempre los más matones de la clase les amenazan, les arrinconan e intentan pegarles o les ordenan hacer cosas. Pero, ¿de verdad aquellas personas tienen algún motivo para ser así con ellos? Definitivamente no. Solo lo hacen por “diversión” y seguramente por algún que otro “defecto que no les haga ser como los demás”
Los tres, al ser amigos con un mismo problema, se entienden perfectamente y siempre que se reúnen, hablan de los mismo, buscan soluciones, pero lo único que les ocurre es contárselo a sus padres o a los profesores, pero hay un problema: los acosadores, si se enteran les pegan y mucho. Muchas veces, al salir de clase Alejandro se encuentra por la calle a los matones y ellos le pegan, le abren la cartera y se la tiran al suelo, haciendo que todos sus libros y material escolar se esparzan por la acera y por último, se van corriendo. A veces hasta le pegan.
A Lucía y a Nicolás, en el recreo, cuando ellos salen al patio ellos les esperan y los llevan un callejón que hay por allí cerca y les pegan, o sino, le mandan órdenes que si no las cumplen, como castigo, les pegan. Otras veces les esperan en la salida del instituto y les ponen la zancadilla. A veces llegan con moratones a casa, y los tres los tienen que ocultar con maquillaje para que sus padres no sospechen nada.
Llevan un año así, ya no pueden con esto más, están hartos de todo y no piensan seguir así. Un día quedaron en casa de Lucía para buscar una vez por todas una solución a esto. El problema es que no saben por que se meten con ellos, aparte de por diversión. ¿Seguro que es solo eso? Saber por qué a una persona le están haciendo bulling es muy importante para el siguiente paso, solucionarlo.
Alejandro piensa en su aspecto y en como es y llega a la conclusión de que se meten con él porque tiene mucho dinero y eso no les gusta a ellos. Lucía también hace lo mismo y llega a la conclusión de que se meten con ella por su peso, y Nicolás por último, piensa que se meten con él por las buenas notas que tiene, que de hecho es el único en su clase que en todas las asignaturas tiene o notable o sobresaliente.
Saben que muchas personas como ellos están sufriendo, de hecho, en los últimos días, en las noticias habían dicho que unos muchachos de sus mismas edades se habían suicidado de lo mal que lo estaban pasando. No iban a suicidarse, claro que no, ellos aún son muy jóvenes para morir, y menos de esa forma, quieren vivir su vida sin preocupaciones como esta.
Pensando y pensando lo decidieron, para que se acabara el problema, tenían que contar con la ayuda de sus padres y profesores. Cada uno se fue a su casa, pues se hizo muy tarde. Pero antes se prometieron que esa misma noche les contarían a sus padres lo que les pasaba.
Primero, fue Lucía la que se lo contó a sus padres. Al final de la conversación ella rompío a llorar y sus padres la consolaron y dijeron que al día siguiente hablarían con la directora del centro.
Nicolás se lo dijo justo al llegar a su casa, tenía la respiración muy alta, estaba asustado y sudaba. Le dijeron lo mismo.
Y por último, Alejandro. Este tardó mucho en decírselo a sus padres porque tenía mucho miedo, pero se lo dijo.
Lo que no les habían dicho a sus padres es que había otras personas que también estaban en su misma situación.
Al día siguiente al encontrarse los 6 padres y madres, se preguntaron qué hacían allí y si iba todo bien. Al recibir todos la misma respuesta decidieron no decir nada a la directora, porque si expulsaba durante algún tiempo del instituto a los niños que se metían con ellos tres, al volver, no se habrían acabado sus problemas, es más creían que iría peor de lo que ya estaba la situación y pensaron cambiarlos de centro.


El otro instituto estaba algo lejos de sus casas y era ideal porque ni los propios acosadores sabrían dónde se habrían ido, por lo tanto tampoco los buscarían. Así que los llevaron a este otro.
Ahora estaban todos juntos, sin acosadores, con amigos, salían a la calle sin ninguna preocupación, sus notas habían mejorado bastante, y lo más importante de todo: SE SENTÍAN MEJOR QUE NUNCA.
Así que si alguien sufre bulling o simplemente está pasándolo mal por alguna razón o conoce a alguien así, lo mejor que se puede hacer en contar con el apoyo de sus padres y amigos, porque seguro que todos sus problemas se solucionarán.

domingo, 16 de junio de 2013

La Atlántida
Capítulo 6:

Empezaba un nuevo día, y no era un día cualquiera, era el primer día que ocurriría algo extraño. Supongo que esa fue la señal que nos alertaba de la larga historia que estaba a punto de comenzar. Esa historia en la que la frialdad y el peligro me acechaban, esa historia en la que tuve que mentir mil y una vez. En la que me traicionaron y traicioné, en la que luché y en la que estuve a punto de perder la vida tantas veces. Empezaba un nuevo día y os voy a contar justamente lo que pasó desde entonces, ni más ni menos que la verdad.
Aquella mañana me levanté con más desgana de lo normal. Caminé al baño y me recogí la melena en una larga coleta. Me refresqué la cara con agua; mientras tanto, Anaya comenzaba a salir de la cama no sin hacerse la remolona. Me quité todos los piercings que atravesaban mis labios y orejas, y los coloqué en un pequeño joyero que siempre llevaba conmigo a todas partes, donde también guardaba las cadenas y las pulseras más pequeñas y menos ostentosas que poseía; sin embargo hubo algo que no me quité: un collar pegado al cuello, cuyo cordel era de cuero para que no se rompiera y el cual tenía, ni más ni menos que una bolita metálica. Me miré en el espejo y por un momento tuve un deja vu. En esa “visión” mis ojos comenzaron a ensangrentarse, reflejados en el cristal, y Alex, que apareció de repente, me colocó su mano en el hombro derecho; entonces, me di la vuelta bruscamente, mi rostro se tornó endemoniado y rugiendo como una bestia infernal me abalancé sobre él. Pestañeé varias veces seguidas, pero aquello no ocurrió. Salí del baño para guardar el joyero en mi maleta.
-¿Cómo te encuentras?- me preguntó adormilada.
-Bien, gracias. Me duele un poco, pero podré soportarlo.
-No te queda más remedio- sonrió desperezándose.
       La miré de reojo y verla así me hizo sonreír. Anaya era muy agradable y tenía unos gestos muy graciosos.
-Y ahora a tragarse todo el rollo de las normas antes de sumergirnos- se quejó.
-Tampoco nos queda otro remedio-reí.

       Voy a omitir los sucesos irrelevantes como los de los preparativos. Vayamos directamente al momento en el que mi cuerpo rozó el agua, poco a poco comencé a sumergirme y noté como la temperatura bajaba levemente en mi cuerpo. Moviendo despacio los brazos y las piernas bajo el agua, me alejé del submarino y me quedé mirando hacia arriba. Un escalofrío me recorrió la espalda, nunca supe por qué tenía estos escalofríos, supuse que era porque sabía que estaba a muchísima profundidad y que podía ser peligroso y, sin embargo, me gustaba. A pesar de que el traje era seco podía sentir el frío del agua traspasándolo hasta mi piel mientras observaba la escasez de luz que penetraba hasta allí. Respiré hondo y relajé el cuerpo. Bajo el agua me sentía bien, me sentía libre ¿Nunca os ha ocurrido? Me sentía liberada de todas aquellas prohibiciones que nos han condenado, desde el principio de los tiempos, a limitarnos a hacer sólo lo que se nos permite y nos es posible. Miré hacia atrás, busqué a Alex pero no lo reconocía, aunque tampoco hice mucho esfuerzo en encontrarlo. Algunos de nosotros ya habían empezado a grabar algunas imágenes y a explorar aquello. Nadé hacia abajo cuando escuche un sonido muy débil, miré hacia todas partes, pero no había nada extraño. Nadé hacia más abajo con calma y cada vez me sentía mejor. Allí encontré a Amanda. Al principio no sabía que decir, no sabía si hablarle, sinceramente me sentía intimidada por todas las personas del submarino, yo allí estaba prácticamente sola, por lo que agradecía la amabilidad de Anaya.
-Hace frio aquí, ¿verdad?- le dije tras sufrir otro escalofrío.
-Cierto, por suerte yo no…
       Antes de que Amanda terminada de hablar una repentina y muy localizada corriente de agua tiró de ella a la velocidad de un rayo, ni si quiera pude verla desaparecer, solamente la escuché gritar. Fue un grito que quedó ahogado por el agua, ya que al gritar soltó la boquilla que le proporcionaba oxígeno.
-¿Ashley, has visto a Amanda?- dijo Kurtis desde atrás mía.
       Me había puesto nerviosa, miré por todas partes pero no la vi.
-¿Ashley? ¿Qué te ocurre?
-Amanda, estaba aquí ahora mismo, pero ha desaparecido, algo se la ha llevado. Tenemos que buscarla, Kurtis, vamos- contesté aceleradamente, sin poder parar de tartamudear y hacer gestos que mostraban lo nerviosa que estaba.
-Cálmate, Ashley, tal vez te estés confundiendo.
-No, Kurtis, estaba aquí hace un segundo y desapareció.
       Escruté con la vista todo el océano que estaba a mi alcance y, entonces, como por arte de magia la vi.
-Mírala, allí está. Tenemos que ir a por ella- Amanda parecía estar, en el mejor de los casos, inconsciente.
       Nadamos hacia ella lo más rápido que pudimos. El fondo oceánico era frío, pero no frío solo por su temperatura, si no por su color, todo era blanco y azul o gris, y apenas llegaba luz. Cogimos a Amanda por los brazos.
-Mierda, el respirador- dijo Kurtis.
-¿Dónde está?- dije buscando el tubo que salía desde las bombonas de oxigeno.
-Aquí, vamos rápido ayúdame a ponérselo.
-¡No, espera!, ¡no respira!, hay que meterle aire en los pulmones antes, si no, no va a respirar por sí sola.
-Tenemos que llevarla al submarino, rápido.
-Pero tardaremos demasiado en llegar- me ponía más y más nerviosa por momentos.
       Kurtis agarró a Amanda por la cabeza, se quitó el respirador y a toda velocidad le introdujo aire a los pulmones por la boca, mientras le tapaba la nariz. Amanda no reaccionó. Kurtis cogió aire, por el respirador, ansioso.
-Vamos, Ashley, llevémosla rápido. Aquí no podremos ayudarla.
       Sin decir una sola palabra más, cogí a Amanda del brazo y lo puse sobre mi hombro y Kurtis hizo lo mismo, e intentamos llegar al submarino lo más rápido posible. Kurtis subió por la escotilla y desde afuera cogió a Amanda por los brazos y la subió.
-Vamos, Ashley, dame la mano- dijo extendiéndome su brazo.

       No es que necesitara ayuda, pero alargué mi brazo hacia el suyo, para que me ayudara a subir. Cuando mis dedos se rozaron con los suyos, cuando estaba a punto de agarrarlo con fuerza para subir, comencé a escuchar a varias personas gritando por el auricular y alguien me agarró por los tobillos. Ahogué un grito en mi garganta y me sumergí inconscientemente. A pesar de que me llevé un susto horrible, más aterrador fue el momento en que me topé con la criatura que me sujetaba los pies y tiraba de mí hacia abajo hasta alejarme del submarino. Su piel era totalmente azul, recubierta de escamas y unas branquias le sobresalían exageradamente del cuello. Sus manos eran escurridizas, pude sentirlo cuando me agarró. En unos segundos se paró y a  la velocidad de un rayo se puso en frente de mí, a varios centímetros de mi cara. Rió malévolamente, con la boca extremadamente abierta, cómo mostrándome sus afilados y relucientes dientes. Yo me había quedado totalmente paralizada, era incapaz de moverme; solo me limité a mirar a los aterradores ojos negros de aquel ser tan extraño, que, abiertos de par en par, miraban los míos como una criatura extrañada. El respirador se me había soltado, pero aguanté la respiración, atónita, durante unos segundos más. Aquel ser con forma humana paso sus manos por mi cuello, y sus garras, que parecían ser de un metal muy resistente rozaron mi cuello con delicadeza, y, a continuación sentí una punzada efímera en él. Moví la cabeza rápidamente hacia un lado y tragué una bocanada de agua que me atoró las vías respiratorias, provocándome una arcada. Antes de ahogarme en las profundidades del polo norte reaccioné, cogí el respirador y me lo coloqué en la boca, consiguiendo a duras penas respirar por él. Por fin consciente de lo que estaba ocurriendo, volví a mirar a la criatura, ahora más asustada. Vi pasar por delante de mis ojos la sangre que se mezclaba con el agua y se desvanecía como el humo se desvanece en el aire. Aquella cosa me miraba, aún con la boca abierta, pero latente. No se movía. Fue entonces cuando me planteé huir, pero ¿y si al moverme salía tras de mí? ¿Por qué se estaba tomando tantas molestias y no me mataba de una vez? No os imagináis la de cosas que se me pasaron por la cabeza en apenas un par de segundos. Con esperanza de encontrar a alguien que me ayudase giré la cabeza y miré por todas partes. Al parecer, no había solo una criatura, sino varias. Habían invadido el fondo oceánico. Todos huían hacia el submarino, pero instantáneamente una de las criaturas corría a velocidades inimaginables a atraparlos y los desplazaba muchos metros en poco tiempo. No sabría decir cuántos de ellos estaban inconscientes, pero había más de uno. Cuando ya creía que moriría allí intentando huir de esos seres, vi que alguien consiguió llegar al submarino. Nadé hacia éste dándole la espalda a aquel engendro, o lo que fuera. Apenas me había desplazado unos metros cuando escuché un gruñido chirriante. Giré la cabeza intentando no parar de nadar y observé que aquel monstruo comenzó a mover la cabeza, entonces puso su cuerpo en tensión, todos y cada uno de sus músculos en tensión como si estuviera recibiendo una descarga o, más bien como si estuviera llenándose de energía. Supe que no era buena señal y presa del pánico comencé a nadar lo más rápido que pude. Pero fue en vano, ya que en cuestión de segundos volvió a cogerme por las piernas ya arrastrarme bastantes metros en el agua, mientras yo me sujetaba el respirador contra la boca lo más fuerte que podía. Me encontraba totalmente desorientada mientras se movía de un lado a otro, y me pilló por sorpresa cuando mi cabeza chocó con una fuerza y velocidad bestial contra el casco del submarino. Todo mi cuerpo se quedó endeble, y comencé a ver borroso. La criatura se había quedado quieta de nuevo. No sé cuando tiempo llevaba bajo el agua, ¿varios minutos, o simplemente un par de segundos? No lo sabía, solo sé que perdí el conocimiento.