martes, 17 de enero de 2012

El viento de la luna

En esta obra Antonio Muñoz Molina novela cómo vive un niño su transición a la adolescencia a raíz del memorable suceso ocurrido en junio de 1969 en que la humanidad da un paso de gigante entre la ficción de Julio Verne y la realidad de un hombre que pisa suelo lunático. Y hoy día, ¿qué piensan nuestros adolescentes de aquel episodio? ¿Acaso hay duda de que aquello ocurrió?

A lo largo del texto, además de disfrutar de una novela digna de su autor, podremos navegar por algunos entresijos y datos científicos que seguro no dejan a ninguno impertérrito; ¿quizá alguno de estos?:


  • Tres astronautas: Neil Armstrong (el comandante, el primero en pisar la luna –a 300.000 Km. de nuestro planeta-, con su pie izquierdo a las 3 horas y 56 minutos del lunes veintiuno de julio de 1969, después de haber permanecido posado el Águila durante una o dos horas en la superficie lunar), que se crió en una granja, en un pueblo mucho más pequeño que Mágina; Buzz Aldrin, segundo en pisar la superficie lunar; y Michael Collins, que permanecerá solo en el módulo de mando, desde la tarde del domingo hasta la del lunes, dando vueltas alrededor de la Luna, casi 30 horas en ese tiempo insomne sin noches ni días que mide el reloj en el panel de mandos.

  • Interior de la cápsula de la nave Apolo XI: cámara cónica rica en oxígeno (el aire tiene un 60% de oxígeno y el resto de nitrógeno) y llena de cables, conexiones eléctricas, una trampa explosiva, que con una sola chispa nada improbable de un cortocircuito, se convertiría en una bola de fuego.

  • La cápsula está en el pináculo de un cohete, 20 metros más alto que la estatua de la Libertad, cargado con 7.000 toneladas de hidrógeno líquido tan inflamable que su superficie exterior está cubierta por láminas de hielo artificial que han de mantener baja su temperatura en el calor húmedo de los pantanos de Florida.

  • Los trajes espaciales no dan calor pues hay una red capilar de tubos delgadísimos que permite un flujo permanente de agua fría.

  • La luna, un paisaje de lava helada y ceniza. El módulo lunar se posará en la llanura del Mar de la Tranquilidad en la hora 102 exactamente del despegue del planeta Tierra. El posado será sobre un polvo, creado a lo largo de miles de millones de años por el diluvio permanente de micrometeoritos, en donde permanece inalterable por no existir ni brisa ni viento.

  • A 400.000 Km., Armstrong que pilotaba el Eagle, en los últimos minutos del descenso desconectó el computador que dirigía la maniobra para hacerse cargo él mismo del gobierno de la nave. El combustible se acababa (sólo quedaba para 30 segundos, cuando apareció un terreno llano y favorable), volando muy bajo sobre un terreno demasiado rocoso, con las pulsaciones de su corazón a 140 por minuto.

  • En los primeros segundos del despegue se produce una fuerza de gravedad multiplicada por cinco, con lo que un astronauta siente que pesa casi 400 kilos.

  • Con una sensación de inmovilidad, sin embargo se ha viajado ¡verticalmente! a 11.000 pies por segundo (30.000 Km. por hora).

  • La órbita terrestre (gravedad cero, navegando, no en el cielo azul, sino en el espacio oscuro) es alcanzada por la nave a los 12 minutos del despegue, a 300 Km. de altura. En esa órbita se viaja a 7´5 km por segundo.

  • La nave debe ir girando cada cuatro minutos en una rotación que impide que sea incendidada por los rayos solares, ni sucumbir al frío del lado que se queda en la sombra.

  • Se especula con que puedan traer algún tipo de gérmenes que desencadenen en la Tierra una trágica epidemia. O quien sabe si al regreso de la nave, desde la Luna, no se convierta en una “estrella fugaz” al entrar en la atmósfera terrestre; se requiere que la trayectoria siga un determinado ángulo exacto, calculado hasta el último milímetro.

  • Los astronautas dispondrán de sólo 140 minutos para su paseo por la Luna, sin tiempo para ningún tipo de disfrute. Las dunas de polvo habían permanecido inalteradas desde mucho antes de que hubiera seres humanos sobre la Tierra, rudimentarios organismos vivos palpitando en el océano. El Eagle, cuerpo poliédrico, de ventanas triangulares y patas, tiene unas paredes de aluminio tan delgadas que un meteorito del tamaño de una almendra podría atravesarlas. Los dos astronautas oían un repiqueteo tenue de algo que chocaba contra el exterior del módulo, como arañazos, como gotas de llovizna: eran las partículas infinitesimales, llegadas del espacio, los granos de asteroides que puntean el polvo de la Luna. Debían medir muy bien los pasos al descender el módulo por la escalera al pesar 6 veces menos que en la Tierra.

  • Las huellas de sus pisadas permanecerán idénticas durante milenios o millones de años, hasta que el viento infinitesimal de los micrometeoritos cumpla su trabajo de borrarlas. En el gris de las rocas se perfilan las sombras nítidamente por la ausencia de atmósfera. Los pasos no se oyen en la superficie de la Luna.


Chicas y chicos, os animo a la lectura de este libro, que a mí me encantó.

4 comentarios:

  1. Es muy, muy interesante. Es impresionadamente bestial este logro, increíble. La ciencia hace maravillas y lo imposible(dentro de lo que cabe) lo convierte en posible. Ahora mismo me siento a años luz de los trabajadores de la NASA que hicieron posible aquel evento con la luna. Me pregunto si alguien con un cerebro normal pueda llegar hasta allí. Y otra cosa que me pregunto: ¿la ciencia acabará alguna vez, o nunca acabaremos de comprender el universo a nuestro alrededor? Quizá(en una situación hipotética) cuando lo hagamos ya será demasiado tarde para disfrutarlo.

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  2. Hola Antonio y lectores. Yo también os animo a leer este libro. Yo lo leí hace poco y me encantó. Además de todos los conocimientos que podéis aprender, pienso que refleja extraordinariamente bien las inquietudes, deseos, sentimientos, alegrías...de un joven con vuestra edad.
    Seguro que os reconoceréis en algunas páginas y que disfrutaréis con su lectura.
    Ya me contaréis...

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  3. me lo intente leer, llegue hasta la pagina 15 y ya no lei mas porque era muy dificil. soy de 2 eso

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    1. Yo creo que se puede leer estando en 2º de ESO. Pero a veces hay que leer y releer, para que no se te escapen detalles (o éstos podemos escribirlos en una hoja en sucio, aparte) o ciertos datos. Yo entiendo que a veces es un rollo tener que volver a leer, pero es como ver una película 2 veces, al final siempre te alegras, jejeje.

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